Un 16 de Junio de 1950 el capitán Edmundo Osvaldo Weiss volaba por primera vez el IA-33 Pulqui II, permitiendo a Argentina ingresar a la pequeña élite de países que habían desarrollado un avión de caza que superaba la barrera de los 1000 km de velocidad.
En 1948 comenzaba este ambicioso proyecto generado como resultado de la fusión de los conocimientos de los ingenieros argentinos Norberto Luis Morchio y Humberto Ricciardi e ingenieros alemanes dirigidos por el famoso diseñador Kurt Tank.
Este avión, considerado uno de los tres mejores aviones de caza del momento junto al Mig 15 ruso y al F-86 norteamericano, estaba equipado por una turbina Rolls Royce NENE II de 2.267 kg de empuje que le permitía alcanzar una velocidad máxima de 1050 km/h, un techo de servicio de 11.600 metros y una autonomía de 2 horas con 20 minutos.